En Semana Santa apetece descansar. Desconectar de la rutina y leerse un buen clásico. “Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.”
¿Qué tal conocer los lugares de los que se habla en el ‘clásico’ por excelencia? La Ruta del Vino de La Mancha es el escenario de muchos de los episodios del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Si quieres seguir sus pasos y emular sus andanzas, ya estás poniendo rumbo al mayor viñedo del mundo. Esta Semana Santa, acércate a conocer los famosos molinos de viento, tinajas de barro de hasta 4 metros de alto o cuevas-bodega excavadas a 12 metros bajo tierra. Sentirás la emoción de las procesiones de Villarrobledo, Campo de Criptana o Villarrubia de los Ojos (declaradas de Interés Turístico Regional) y viajarás al Siglo de Oro con las jornadas cervantinas de Argamasilla de Alba o El Toboso, la patria de Dulcinea.
Campo de Criptana: una Semana Santa y una Cervantina en ‘Tierra de Gigantes’
Acercarse hasta esta tierra es seguir los pasos de Don Quijote en uno de los episodios más conocidos de la célebre obra de Cervantes: el de los gigantes que no eran sino molinos. Pasear por el Barrio del Albaicín con sus encantadoras casas-cueva pintadas en azul añil y cal, rumbo a la Sierra de los Molinos, es un planazo para viajeros que buscan además de historia y tradición, volver a casa cargados de fotones. Si además te gusta la Semana Santa, has de saber que la de Campo de Criptana fue declarada de Interés Turístico Regional por la solemnidad de sus procesiones que cada año reúnen a centenares de devotos.
Pero si hay un plan con el que viajar de lleno al Siglo de Oro ése es la Semana Cervantina de Campo de Criptana, que lleva casi medio siglo rindiendo homenaje a la figura de Miguel de Cervantes gracias a la Asociación de Hidalgos Amigos de los Molinos de Campo de Criptana. Del 23 al 29 de abril, los seguidores de la figura de El Quijote podrán disfrutar de un amplio programa de actividades en el que no faltarán actos literarios y formativos, exposiciones de arte y conciertos, así como un tradicional molienda en el Burleta (molino del s XVI que conserva parte de su maquinaria original), que tendrá lugar el día 27 y en la que se podrán degustar los sabores manchegos más tradicionales como el de las gachas, los titos o la popular zurra, hecha a base de vino de esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha.
Villarrobledo: tinajas de barro de 4 metros de altura y procesiones

Declarada de Interés Turístico Regional, la Semana Santa de Villarrobledo (s XVI) es visita obligatoria en la Ruta del Vino de La Mancha. La devoción que se respira en torno a procesiones como la del ‘Santo Entierro’ del Viernes Santo o la del Cristo Yacente, obra del escultor Vicente Tena (Premio Nacional de Escultura) son dos buenas razones para venir a descubrir esta ciudad.
Pocos destinos hay más apetecibles para viajeros que busquen emular a Don Quijote en eso del buen comer, el buen beber y la vida tranquila. Mayor productora de vino y uva del mundo, la tradición vitivinícola ha dejado en Villarrobledo algo muy arraigado: la alfarería tinajera. Este arte ancestral de hacer tinajas de barro de casi 4 metros de altura se puede descubrir al detalle en el Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera. De esas visitas en familia que no se olvidan.
Villarrubia de los Ojos y sus ‘amortajadas’

Entre viñedos y olivares se encuentra el ‘Mirador de La Mancha’, cuya Semana Santa se remonta al siglo XVII. Declarada Fiesta de Interés Turístico Regional reúne cada año a miles de devotos en torno a sus procesiones de ‘La oración en el Huerto’ y el ‘Santo Entierro’ con sus ‘amortajadas’ (mujeres con ropajes fúnebres antiguos) el Jueves y Viernes Santo. Pero venir a Villarrubia de los Ojos es recogimiento, pero también planes con amigos y en familia en torno a una mesa en la que la gastronomía derrocha sus mejores sabores manchegos y las copas se llenan de sus reconocidos vinos. Sobremesas con mucho sabor cervantino.
El Provencio: gastronomía de la que sabe a casa y despierta recuerdos

La Semana Santa en El Provencio es devoción y tradición. Las hermandades tomando las calles y los viajeros descubriendo las costumbres de esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha que vive su momento de mayor emoción con la Procesión del Encuentro, que comienza a primera hora con los pasos de la Verónica al Nazareno, el Jesús Crucificado y la Virgen Dolorosa.
Para aquellos que llegan con intención de conocer además las raíces vitivinícolas de esta tierra, nada como descubrir El Provencio subterráneo, donde se esconden galerías bajo tierra en las que antiguamente se elaboraban y almacenaban los vinos Canforrales. Si además eres un foodlover en potencia, conviene darse un homenaje con la rica gastronomía local, que en esta época se esmera con los platos de puchero y potajes a base de judías, garbanzos y bacalao o postres tradicionales como las torrijas, el arroz de polvorín o las migas dulces.
Las cuevas-bodega de Tomelloso, el vino y la Romería Virgen de las Viñas

A 12 metros bajo tierra se horadaron en el siglo XIX las cuevas-bodega que hoy recorren los cimientos de Tomelloso. Cualquiera de estos templos del vino son un motivo perfecto para acercarse hasta esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha a catar los vinos de los que tanto habla Cervantes en su obra. Y es que entre los muchos atractivos turísticos de esta ciudad, se encuentra el ser uno de los municipios que contempló las andanzas del famoso hidalgo. Un paseo entre bombos y chimeneas es además el abrebocas perfecto para otro de los grandes planes de la agenda tomellosera: su Romería de la Virgen de las Viñas, que se celebra el último domingo de abril. Un espectáculo de belleza y tradición. Las raíces vitivinícolas de la Ruta del Vino de La Mancha se ponen en valor en cada paso que se da hacia el santuario de Pinilla, para rendir honor a la virgen. Las reatas engalanadas son muestra de una tradición que lejos de desaparecer cada año reúne a más amantes de lo auténtico
El Toboso y su viaje al siglo XVII de la mano de Dulcinea

Dulcinea nos abre camino entre las calles de esta parada de la Ruta en la que Don Quijote cayó enamorado. Aquí en El Toboso, el viajero encuentra toques quijotescos casi en cada esquina, empezando por la Casa de Dulcinea, pasando por su Museo Cervantino o el del Humor Gráfico Dulcinea y acabando por sus Jornadas Cervantinas. Declaradas de Interés Turístico Regional, se celebran siempre en torno al Día del Libro (23 de abril) son un viaje al siglo XVII, pues toda la localidad se engalana para revivir la magia de esta época que ha llevado el nombre de La Mancha por todo el mundo. Conciertos, danza, teatro y hasta un mercado cervantino, son solo algunas de las actividades que se ponen en marcha en una de las grandes citas del calendario toboseño.
Argamasilla de Alba, el lugar que inspiró a Cervantes para su gran obra

Argamasilla de Alba: El lugar de la Mancha de cuyo nombre Cervantes no quiso acordarse. Pocos escenarios hay más cervantinos que esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha. Lugar de culto para amantes del Quijote y escapada perfecta para quienes disfrutan de la devoción de estos días. Las procesiones de Jueves y Viernes Santo, con las imágenes de Jesús Nazareno, Ntra. Sra. de la Soledad, el Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de los Dolores, se roban todas las miradas.
Y lejos de esa solemnidad, la Casa y la Cueva de Medrano: el auténtico escenario de la gran obra del Siglo de Oro, pues fue aquí donde se inspiró Cervantes para escribirla. Tal honor celebra esta localidad durante el Mes de las Letras con un amplio programa literario, el complemento perfecto para combinar con experiencias enoturísticas en bodegas, catas y degustaciones de algunos de los mejores productos locales elaborados de forma artesanal. Y para los más outdoor, rutas por la naturaleza del Alto Guadiana para disfrutar de maravillas como el Castillo de Peñarroya, fortaleza que sirve de entrada al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
Alcázar de San Juan: solemnidad y devoción entre molinos de viento

La Semana Santa de Alcázar de San Juan es una de las festividades más esperadas de la región, pues combina tradición, devoción y un fuerte sentido comunitario en un escenario de una gran riqueza patrimonial. Los molinos de viento, los viñedos o templos como el Convento de San Francisco o el de la Santísima Trinidad, merecen ya una visita en la ciudad alcazareña donde, desde el 11 al 20 de abril, son diez las procesiones que llenan de simbolismo esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha. Las más destacadas la de la Expiación (miércoles 16), la de los Ferroviarios y Jesús Caído (jueves 17), y las del Viernes Santo: Jesús Nazareno (06:30 h), el Santo Entierro (21:00 h) y la Procesión del Silencio (23:00 h), la Procesión de Nuestra Señora de los Dolores (día 11) y la Borriquilla el Domingo de Ramos (11 horas).
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